miércoles, 29 de octubre de 2008

Notas de lector sobre "La Argentina Crónica"

Las crónicas del libro son muy diversas, al igual que sus autores y las definiciones que ellos tienen acerca de qué se escribe cuando se escribe una crónica periodística.
Algunos coinciden en que es una forma de hablar sobre lo que está allí, pero que no se lo tiene en cuenta, o iluminar un pedacito de ese mundo mediante la palabra escrita. Muchos otros autores consideran que es un relato atravesado por la mirada de quien lo escribe, que puede estar lleno de subjetividad, y está bien que así lo sea. Pero lo que realmente se desprende de todas ellas, es que la crónica es un género muy amplio y rico en cuanto a recursos y por sobre todo, que es muy flexible. Y es exactamente la sensación que deja el libro al leerlo.
En todas se percibe un trabajo de investigación, quizás con distintos grados de compromiso. Ejemplo de ello es la de Josefina Licitra, “Y parirás con dolor”, que cuenta el caso de Romina Tejerina, una joven que fue violada y a raíz de ese hecho asesina a su hijo al nacer. En esta crónica hay un fuerte trabajo de investigación y se nota un alto grado de compromiso con la historia contada.
Distinto es el caso de “En campaña con Duhalde y Ortega” de Emilio Fernández Cicco, donde parece haber partes inconclusas, o donde algunas de las historias de los personajes parecieran no estar bien desarrolladas.
De todas formas, en todos los casos se percibe la presencia del autor en el lugar donde transcurren las historias, es decir, se pone en evidencia que el cronista ha estado allí y que luego se trasladan en palabras las sensaciones y experiencias vividas.
En todos los relatos que componen La Argentina Crónica la mirada del autor está presente, en mayor o menor medida. ¿Acaso la crónica periodística puede prescindir de ello? En el caso de “Operación Jaja”, Carolina Reymúndez narra en primera persona. Ella es quien visita el canal y entrevista a los reidores. Ella es una actriz secundaria, pero indispensable para el desarrollo de la historia.
Otro ejemplo es el de Hernán Brienza quien “A caballo de la fe” cuenta su viaje con los jinetes que peregrinan hacia el santuario de la Difunta Correa en Vallecito, San Juan.
En cambio en “El caso Poblete. La fuerza del cariño”, Leila Guerrero cuenta esta historia como si se contara sola. Es difícil percibir la mirada y las acciones de la autora en este relato.
En el libro compilado por Maximiliano Tomás hay crónicas de los más variados estilos. Algunas más interesantes que otras, pero eso queda a criterio del lector.

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